domingo, 4 de noviembre de 2012

ANGORA TURCO


El Angora turco, es una raza de gato doméstico. Los turcos de angora son una de las razas más antiguas, originaria de la región de Ankara, en Turquía central. Allí, los ejemplares blancos, denominados Ankara kedi, son considerados el símbolo tradicional de la pureza. Para el pueblo turco son verdaderos tesoros nacionales. Aunque existen varias teorías acerca del origen de estos gatos, la más aceptada ubica su nacimiento en la zona caucásica (Rusia), donde desarrolló su largo pelaje para protegerse del frío invernal.

Entre los siglos IX y XI llegó a Persia, India y Turquía (antigua Asia Menor) gracias a los mercaderes que cruzaban Turquía e Irán. Este sería el doble origen de persas y angoras. Los vikingos llevaron algunos de estos gatos a los países nórdicos en el siglo X, convirtiendo a estos felinos en antepasados del bosque noruego.

Sin embargo, esta raza está documentada en el siglo XV. Se dice que fue un regalo del Sultán turco a familias nobles inglesas y francesas. En el segundo cuarto del siglo XVII, Pietro della Valle, aristócrata italiano y naturalista, trajo algunos ejemplares de sus numerosos viajes a India, Persia y Turquía. En aquel tiempo, estos elegantes felinos eran de talla media y pelo largo, sedoso y fino. El francés Nicholas-Claude Fabri, discípulo de Galileo, fue el primer criador europeo de angoras turcos. De hecho, le regaló un ejemplar de angora turco al Cardenal Richelieu, convirtiéndose durante los siglos XVII y XVIII en la mascota predilecta de la nobleza y corte francesa durante los siglos XVII y XVIII.
Pese a ello, el término angora ha sido aplicado injustificadamente para designar a cualquier gato de pelo largo, sin importar su origen o raza. Así, en España, muchos gatos comunes de pelo largo, o incluso persas sin pedigrí, se denominan erróneamente “angoras”.
El Angora Turco es un gato elegante y atlético, proporcionado y de tamaño entre pequeño y mediano. Las hembras suelen pesar alrededor de los tres kilos y los machos adultos pueden llegar a pesar hasta cuatro kilos y medio. Aunque los más conocidos son los blancos de ojos azules o dispares, hoy día se reconocen todos los colores, salvo los orientales. Hay más de veinte variedades: bicolores, todos los colores de tabby humo, tabby clásicos y atigrados, tabby plata, colores sólidos (blanco puro, negro, azul, rojo, carey…), etc. Los ojos son grandes, ovalados y ligeramente oblicuos, y pueden ser de cualquier tonalidad: entre ámbar y dorado, verde, azul o dispares (en los ejemplares de color blanco).
Apariencia:
Cuerpo: Esbelto y musculoso.
Patas: Las traseras son más altas que las delanteras. Las almohadillas plantares son pequeñas.
Pelo: El manto, que carece de pelaje interno, es largo y sedoso y puede formar un vaporoso collar en el cuello, sobre todo en los machos adultos (hacia los dos-tres años).
Cola: Es acusada y con bastante pelo, de raíz ancha pero acabada en fina punta, como una pluma, y suele estar baja con respecto al cuerpo, si bien cuando el animal se desplaza deprisa puede incluso alcanzar la cabeza.

Cabeza: De tamaño pequeño a mediano, en forma de cuña y el cuello es largo, delgado y elegante. Su afilado hocico se funde en las mejillas sin que haya una marcada depresión detrás de las almohadillas de los bigotes (lo que se conoce como ‘pinch’). Perfil recto, con una ligerísima curva, pero sin stop. Mentón suavemente redondeado, cuyo extremo forma una línea perpendicular con la nariz. El cuello ha de ser delgado y elegante.
Orejas: Son grandes y tiesas, situadas bastante altas en la cabeza con mechones de pelo y ligeramente puntiagudas.
Ojos: Son grandes, ovalados y algo oblicuos. Pueden ser de cualquier color: ámbar, cobre, verde, azul o dispares (en los ejemplares de color blanco).
En conjunto, el Angora Turco debe dar una impresión de equilibrio y de proporción y ligereza. La combinación de un cuerpo esbelto, largo, con patas traseras altas y cola ahusada en dirección a la cabeza y las orejas, produce un efecto de movimiento flotante y vaporosa elegancia.
Quien elija como compañero a un Angora Turco se encontrará con un gato inteligente, activo, fiel y cariñoso. Su carácter es gentil, vital, simpático y juguetón. Es extremadamente inteligente, por lo que podrá reconocer hasta diez palabras, así como determinados juegos. Le encanta jugar con pelotas pequeñas e incluso es capaz de recoger los juguetes que les lancemos. Como conserva instintos de caza, es preferible fomentarlos con ‘ratones’ de tela. Le gusta comunicarse con sus amos y los juguetes interactivos son la forma más fácil de conseguirlo.
Hay que mostrarle cariño, ser afectuosos con ellos, pues es muy devoto de sus dueños y tiene mucha paciencia con los niños, a pesar de ser muy independiente y de preferir vivir con una única persona, a pesar de aceptar a otros congéneres. Suele, por ello, tener un favorito en la familia, al que le demuestra su afectuosidad restregándose contra sus piernas.
El Angora Turco siente fascinación por escalar los lugares más inaccesibles de la casa, le encanta trepar a lo más alto y contemplar sus dominios desde el lugar más elevado. Sin embargo, sabe sortear los obstáculos con exquisita delicadeza, y las figuritas de porcelana, la refinada marquetería y los pequeños tesoros decorativos quedan siempre a salvo de forma milagrosa… siempre y cuando no contrariemos sus decisiones, pues en ese caso es posible que su protesta nos haga reflexionar sobre la oportunidad de nuestro desafío. Hay que convencerle con palabras afectuosas, mimos y caricias.
Aunque poseen un pelaje largo, al ser fino, no suele enredarse como en el caso de los persas, con un cepillado diario es suficiente.
Carácter: Detestan el ruido, las luces, los olores extraños, el incesante movimiento, los viajes y, sobre todo, les resulta insoportable sentirse encerrados en una pequeña jaula.

El angora turco es una raza de gatos inteligentes, curiosos, ágiles, bastante activos y maulladores. Posee un carácter fuerte y arrogante, y no soportará un trato despótico o rudo. Son muy devotos de su dueño, al que suelen seguir por la casa supervisando todos sus movimientos. Les gusta ser el centro de atención, son fieles y muy mimosos. No les gusta que les cojan demasiado tiempo en brazos, aunque sí estar todo el tiempo en compañía humana. Disfrutan escalando a los lugares más inaccesibles y contemplándolo todo desde el lugar más elevado de la casa. Pueden aprender hasta diez órdenes y actuar conforme dictan. Uno de los juegos que pueden aprender es el de buscar y traer un juguete que se les ha arrojado.

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