ENFERMEDADES

ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
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Qué hacer ante las enfermedades respiratorias de los gatos
Se contagian en contacto con otros animales, son virósicas, pero no presentan peligro grave. Cómo darse cuenta a tiempo para tomar precauciones.

Las afecciones respiratorias en los felinos se presentan por lo general como síndromes de diversos orígenes, sin embargo no son fáciles de diferenciar con la simple guía de los signos clínicos. La mayoría son originadas por virus.

Este tipo de enfermedades son de población. Es decir que necesitan grupos de animales para poder perpetuarse, son denso dependientes: a mayor cantidad de animales, mayor posibilidad de propagación.
Son procesos altamente contagiosos y el principal factor de contagio es el contacto con otros gatos enfermos, las principales fuentes de virus son las secreciones orales, nasales y faríngeas.
Los principales signos suelen ser:
Fiebre (39º – 40,5º C)
Decaimiento
Postración
Falta de atención con el entorno
Deshidratación
Úlceras bucales y linguales
Halitosis (mal aliento)
Babeo
Respiración con la boca abierta
Aspecto general desmejorado
Falta de acicalamiento
Conjuntivitis, etc.
Al principio el exudado ocular y nasal es seroso, después se vuelve mucopurulento (con pus).
Estos síntomas suelen ser más graves en los gatos jóvenes y no vacunados. En cambio en los adultos pueden limitarse a presentar estornudos y una leve conjuntivitis serosa.
La mortalidad es baja y el pronóstico favorable. Ante la aparición de los primeros síntomas se recomienda recurrir al veterinario para tomar las precauciones pertinentes.

LEUCEMIA
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Cómo tratar a los gatos con leucemia
Los gatos que portan el virus de la leucemia felina pueden vivir varios años, pero necesitan de algunos cuidados especiales para cuidar su salud y prevenir infecciones.

Se llama leucemia felina a la enfermedad cancerosa provocada por un retrovirus felino (FeLV por sus iniciales en inglés). Este virus no solo causa leucemia, también puede generar inmunodeficiencia y otros tipos de cáncer. Esta enfermedad es una causa de muerte importante en los gatos domésticos.
Se calcula que entre un 2 y un 3% de los gatos aparentemente sanos son portadores del virus, pero esta prevalencia puede aumentar hasta un 13% en gatos enfermos, muy jóvenes o en grupo de riesgo.
Una vez que un gato ha sido infectado, una gran cantidad de virus se acumula en su saliva, siendo esta la mayor fuente de contagio. Las mordeduras son especialmente peligrosas porque inoculan el virus dentro del cuerpo, pero también puede transmitirse por compartir platos de agua y comida o bandejas sanitarias dentro de la casa, por lamido o contacto de nariz a nariz. Las madres enfermas pueden contagiar a sus hijos antes de nacer o al darles de mamar. En el ambiente el virus no sobrevive más de unas horas, ya que es muy sensible a los desinfectantes comunes, a la desecación, al calor y la luz ultravioleta. Se necesita una gran carga viral para infectar a un gato adulto, de modo que generalmente hace falta un contacto prolongado para que la enfermedad se transmita.
El virus de la leucemia felina puede provocar muchas enfermedades diferentes según los órganos que ataque:
Inmunodeficiencia: el sistema inmune débil no logra luchar contra otros virus, bacterias, hongos y parásitos, entonces se ven infecciones crónicas, que no responden bien al tratamiento. Muchas veces se detecta la leucemia porque un gato presenta infecciones a repetición en la boca o en la piel.
Anemia: cuando el virus afecta la médula ósea los gatos desarrollan una anemia no regenerativa.
Enfermedades inmuno-mediadas: por la acumulación de complejos grandes que se forman entre los anticuerpos del gato y el virus de la leucemia. Estos dañan los riñones, articulaciones y vasos sanguíneos.
Problemas reproductivos: son frecuentes los trastornos de fertilidad, abortos, reabsorciones de fetos o gatitos que mueren a poco de nacer.
Problemas gastrointestinales: el virus puede provocar cáncer en los intestinos y el estómago, y se observan vómitos, diarrea y falta de apetito. Además proliferan fácilmente otros virus, parásitos y bacterias que provocan diarreas y gastroenteritis.
Enfermedades neurológicas: como convulsiones, ceguera, parálisis, cambios de comportamiento que pueden deberse directamente a la acción del virus o a infecciones secundarias por toxoplasmosis o criptococosis.
Déficit en la coagulación de la sangre: por disminuir el número de plaquetas (trombocitopenia).
Ganglios agrandados: usualmente en el abdomen y en otras partes del cuerpo.
Neoplasias: aproximadamente el 30% de los gatos con leucemia desarrollarán alguna forma de cáncer, generalmente linfosarcoma, leucemia linfoide o mielosis eritrémica.
Así los síntomas dependerán de la manifestación de la leucemia felina, pero en la mayoría de los casos ocurre una pérdida de apetito, pérdida de peso, fiebre y decaimiento al inicio de la enfermedad.
Los gatos con leucemia pueden llegar a vivir varios años. Es muy importante mantener para ellos un ambiente sin estrés y no permitir el contacto con gatos que padezcan enfermedades contagiosas. No deben salir de la casa para evitar encuentros o peleas con otros gatos y para prevenir accidentes. También hay que ser un dueño responsable y evitar que él contagie leucemia a otros gatos del vecindario. Por estas mismas razones también se recomienda castrar a los gatos y gatas seropositivos.
Es fundamental que el gato tenga el mejor estado general posible. Para esto hay que darle una muy buena alimentación, con piensos de primera calidad o con la dieta que tu veterinario te recomiende. Debes evitar darle alimentos crudos, como carne, huevos o leche sin pasteurizar, pues el riesgo de contraer enfermedades y parásitos (como la toxoplasmosis) de los alimentos es mucho mayor en gatos inmuno suprimidos.
Conversa con tu veterinario y elaboren un programa de controles cada 3 a 6 meses para poder detectar cualquier infección a tiempo y tratarla agresivamente. Se debe prestar especial atención a las encías, ojos, piel, ganglios y una palpación abdominal profunda. Con la frecuencia que él te recomiende es conveniente realizar hemogramas, bioquímica sanguínea y análisis de orina; también desparasitarlo y elaborar un plan de vacunación especial para tu gato. Siempre hay que pesarlo para tener registro de la evolución del peso.
En tu casa debes estar siempre atento a cualquier cambio que aparezca en tu gato, ya sea de comportamiento o físico, y no esperes para comentarlo con el veterinario. Acostúmbrate a revisar su boca, su piel, observar como es su materia fecal y cuánto orina, si no ha querido comer o notas que duerme más que antes.
Cuando el gato muestre signos de enfermedad, habrá que realizar el tratamiento que corresponda, con suero, antibióticos, vitaminas, etc. Es importante prevenir la aparición de infecciones secundarias que podrían complicar aún más el cuadro. Los linfosarcomas se tratan con quimioterapia combinada con corticoides.
Se han obtenido resultados variables pero alentadores con el uso de proteína stafilocócica (PSA), interferón humano, Propionibacterium acnis y Acemmanan, un derivado del aloe. Todos estos son estimulantes inespecíficos de las defensas.
Las drogas antivirales que se usan en humanos, como el AZT y ddC no han tenido buenos resultados en los gatos y además provocan demasiados efectos secundarios tóxicos.
Es imposible saber cuánto tiempo vivirá un gato sano que ha salido positivo en un test de leucemia. Con buenos cuidados se calcula que en el lapso de 2 o 3 años aparecerá algún signo de enfermedad. A partir de entonces el tiempo de sobrevida es más corto. De ti depende que tu mascota reciba los mejores cuidados que puedas darle y que pase el tiempo que le queda rodeado de amor y caricias, evitando por todos los medios que contagie a más gatos.

ACNE  DEL GATO
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Acné felino
Muchos de nosotros nunca hubiésemos pensado que nuestros gatos podrían sufrir de esta humana afección de la piel. Sin embargo el acné felino es muy común pero suele pasar desapercibido excepto en casos graves.

Los gatos tienen glándulas sebáceas y sudoríparas en toda su superficie corporal. La mayoría de las sebáceas están asociadas a folículos pilosos y producen una secreción “aceitosa”, el sebo, imprescindible para la impermeabilización del pelo y para mantener un correcto estado de la piel (flexibilidad).
Existen algunas glándulas sebáceas de mayor tamaño en la barbilla, en los labios, en la parte dorsal de la base de la cola y en los párpados. Las que se encuentran en la barbilla se conocen como “órgano submentoniano”. Todas estas glándulas de gran tamaño tienen una importante función en el marcaje: por ello los gatos frotan su barbilla, sus labios o su cola contra todo tipo de objetos.
En el caso del acné podríamos decir que una de las causas que predisponen al inicio del problema es el aumento de actividad de las glándulas de la barbilla, actividad que notamos por coloraciones amarillentas en gatos blancos o de capa clara, o manchas oscuras en animales de otro tipo de capa.
Este es el inicio del problema que puede presentar diversos grados. Hasta el momento se sabe con exactitud la causa del acné, ya que puede presentarse a cualquier edad, en cualquier raza y en ambos sexo. Sin embargo se sabe que influyen en su aparición los hábitos de limpieza escasos, el estrés, las alteraciones del sistema inmunitario y otros problemas dermatológicos asociados como los hongos.
Los casos más leves se aprecian como puntos negros (“espinillas”) por el taponamiento de los folículos, que puede sufrir una infección secundaria que provoca una inflamación (foliculitis) y, en el peor de los casos, la presencia de distintas lesiones de mayor intensidad con salida de pus (pápulas y pústulas). Los casos graves pueden llegar a presentar trayectos fistulosos en la zona de la lesión.
El gato está molesto, come peor y se rasca con insistencia, apareciendo las lesiones descritas en la barbilla y zonas aledañas. Es el momento de acudir al veterinario para que realice las pruebas oportunas para poner solución a tan molesto problema.
Los raspados de la zona y cultivos son a veces necesarios para descartar otras patologías cutáneas y confirmar la sospecha para llegar a un correcto tratamiento.
El tratamiento depende de la gravedad del proceso; en muchos casos los tratamientos “locales” (tópicos), sobre todo en los casos leves, solucionan el problema. En casos más graves se debe complementar el tratamiento con baños con productos específicos y con fármacos “generales” (antibióticos y corticoides vía oral o inyectados)
Algunos casos, los que se hacen crónicos, necesitan un tratamiento de por vida.

TRANSTORNOS NEUROLOGICOS
 
Nuestros gatos no sólo son víctimas de las garrapatas y de las pulgas. También pueden verse afectadas por trastornos neurológicos como las convulsiones y las epilepsias.
Por ello, es necesario que las personas conozcan los síntomas y consecuencias de estos males.
DETECCIÓN
Erlyn Tejada, de la Clínica Veterinaria Melo, manifiesta que es esencial diferenciar entre una convulsión y un ataque cardiaco.

Este es un aspecto que los dueños de mascotas desconocen y de ahí, que muchas veces los riesgos se compliquen.
CONVULSIONES
La convulsión es un disturbio en la función cerebral caracterizada por acciones violentas tanto en gatos como en gatos, explica Tejada.
A la vez son movimientos involuntarios de los músculos que van acompañados con la pérdida de la conciencia en los animales.
Están también los casos donde las personas caminan con toda normalidad junto a sus gatos. Producto de la convulsión se desmayan, lo que clínicamente se conoce como crisis de ausencia.
CONSULTA
Lo que de inmediato deben hacer los dueños es llevarlos a la consulta veterinaria, manifiesta Rodrigo Ibáñez, de la Clínica Veterinaria Brasil.
De esta manera, el veterinario podrá hacer un mejor diagnóstico del caso y estará pendiente de los síntomas.
A primera vista puede preverse un caso de distemper, fiebre de garrapata o toxoplasmosis, y es por ello que requiere de la atención médica.
Hay que conocer si se trata de una enfermedad común o problemas de desórdenes neurológicos como las fallas a nivel del cerebelo.
RIESGOS
Las convulsiones son normalmente episodios de corta duración.
Los animales suelen auto lastimarse y golpearse la cabeza por sí solos cuando convulsionan. Incluso se muerden la lengua inconscientemente.
A través de una evaluación y análisis exhaustivo se podrán dar mejores tratamientos con el fin de controlarlos y de evitar daños en los animales.
Los dueños deben informar sobre datos primordiales como las vacunas que recibió el animal y sus controles médicos.
LA EPILEPSIA
La epilepsia es la presentación de convulsiones continuas, aclara Tejada.
Son trastornos del sistema nervioso central repetitivos.
Sin embargo, comenta que la mayoría se controlan y es por ello que se ven animales de 14 y 16 años estables.
Recomienda a las personas que antes de comprar o adquirir una mascota indaguen sobre el estado de salud de los padres o abuelos del animal que deseen.
FACTORES A CONSIDERAR
Ambas, las convulsiones como las epilepsias, son más comunes en los perros que en los gatos y se presentan en cualquier momento.
Cachorros de tres, seis, nueve meses y adultos de más de un año la pueden padecer.
Lo que sí debe quedar claro es que el tratamiento para los trastornos neurológicos son de por vida.

2 comentarios:

  1. yo encontré un gato y no se si esta enfermo solo se que tiene un pedazo de la oreja cortado que puedo hacer

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