Los gatos necesitan rascar, por lo que si no tienen un espacio en el que hacerlo, posiblemente opten por rascar el sofá u otros muebles.
¿Por qué los gatos necesitan rascar?
El gato rasca como instinto natural y lo hace principalmente por tres cosas:
- Las uñas de los gatos tienen varias capas que van creciendo. Al rascar contra una superficie, eliminan la capa externa sobrante. Las de las patas traseras las suelen eliminar con la boca, pero las capas de las uñas delanteras las eliminan rascando.
- Al rascar, los gatos estiran el cuerpo y tonifican sus músculos de piernas, hombros y espalda; manteniéndolos más fuertes.
- El gato marca las superficies visualmente y con su olor (a través de las glándulas interdigitales). Los humanos no pueden percibir este olor, pero otros gatos sí.
¿Qué hay que tener en cuenta para escoger un rascador?
Lo óptimo es que el rascador sea similar a un árbol: una superficie estable, idealmente alta (más que la longitud total del gato) y que se mantenga en posición vertical.El rascador puede colocarse pegado a una pared o al mismo sofá, o bien puede ser una estructura alta y estable: un “rascador mueble”.
Existen muchos tipos de rascadores, algunos de ellos cubiertos de cuerdas hechas de una fibra natural llamada sisal. Estas cuerdas tienen un tacto agradable para las rascadas del gato.
¿Dónde se debe colocar el rascador del gato?
El rascador debería estar en un espacio en el que el gato haga vida social, por ejemplo el comedor. Lo tiene que tener a mano, y si además está cerca de su sitio de descanso, mejor; para que cuando se levante lo tenga cerca.Los rascadores de Saya y Kato
En nuestro caso tenemos dos rascadores y una mochila que hace las veces de rascador.El más pequeño de los rascadores es de cartón suele estar o en la terraza o apoyado al sofá. Es el primero que adquirimos y, aunque no le hacen mucho caso, a veces lo utilizan si pasan cerca de él.
El más grande mide aproximadamente 1,50 m, tiene varios pisos y una cajita en la que se pueden meter los gatos. En este rascador se pasan horas y horas jugando, saltando, rascando e incluso durmiendo. Desde que lo tenemos no han vuelto a rascar ni sofás ni ningún otro mueble.
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