domingo, 4 de noviembre de 2012
GATO COMUNO DOMESTICO
¿Cómo es el gato doméstico?
El gato doméstico es un animal de pequeño tamaño que pesa de media unos 5 kg, aunque existen variaciones según las razas y el sexo. Los machos son algo mayores que las hembras, por lo que pesan algo más que sus compañeras.
El gato doméstico tiene una longitud de unos 50 cm, sin contar la cola. Si tenemos en cuenta la cola, el gato doméstico mide unos 80 cm, ya que su cola tiene unos 30 cm de largo; aunque lógicamente existen variaciones según la raza con la que tratemos.
¿Con que animales está emparentado el gato?
El gato es un mamífero de la familia de los félidos, como el león, el tigre, el guepardo o el lince. De ello se deduce que la familia de los félidos es muy variada, ya que existen felinos pequeños como el gato montés, que mide 70 cm de longitud y otros gigantescos como el tigre siberiano de 2,5 m de largo.
Tanto el gato doméstico, como los gatos salvajes: el gato montés (o gato salvaje europeo) y el gato salvaje africano, pertenecen a la misma especie: Felis silvestris; sólo que son subespecies distintas todas ellas. Es decir, el gato doméstico no es más que una subespecie de los gatos silvestres.
Por lo tanto, está muy emparentado el gato doméstico con los gatos salvajes. Sin embargo, se cree que no existe un único ancestro en el gato doméstico que originó todas las razas, como si sucede con el perro. En su lugar, el gato doméstico actual se originó a partir del cruces con el gato montés y con el gato salvaje africano.
La salud en el gato doméstico
El gato doméstico tiene una esperanza de vida de unos 15 años, aunque, desgraciadamente, es un dato muy optimista y muchos gatos no superan los 10 años de vida.
Si los gatos no se vacunan no suelen superar los 6 o 7 años de edad, víctimas de alguna enfermedad infecciosa, como la leucemia felina (FeLV) o a causa del virus de la Inmunodeficiencia (FIV) (las cifras corresponden al inglés: feline inmunedeficiency virus). De ahí la importancia de la vacunación en esta especie.
Muchos gatos, especialmente, los gatos que viven en los pueblos tienen total libertad de movimientos. Pese a las grandes ventajas que supone para ellos pensando en las necesidades de libertad de los gatos, dejar a nuestro gato que salga al exterior nos puede suponer un disgusto.
A menudo se producen peleas entre machos por las hembras durante el periodo de celo de este animal y raramente les causa la muerte directamente, pero puede suponer que nuestro gato se contagie de alguna grave enfermedad, como por ejemplo el virus de la inmunodeficiencia felina, con el arañazo o mordida de un gato enfermo, a través de la saliva o de la sangre infectados. Este virus es muy parecido al virus del SIDA humano y tiene unas consecuencias muy negativas para el gato doméstico que, a menudo, acaban con la vida del animal.
Nuestro gato también se puede contagiar, a través de la saliva, de una bacteria de la especie Bartonella henselae que causa la fiebre del arañazo del gato en los humanos. No es muy grave para nosotros pero causa molestias como inflamación de ganglios linfáticos, fiebre o pérdida de apetito.
El gato y el ser humano
El gato hace más de 5.000 años que convive con nosotros en una simbiosis mutua. Nosotros nos hemos beneficiado a lo largo de la historia de éste hábil cazador de ratones y ratas, el gato por su parte obtiene de nosotros seguridad y comida cuando la de su medio escasea.
Hasta tal punto se refleja la utilidad de esta especie para el ser humano que el pueblo egipcio le llegó a divinizar.
Nuestra mascota el gato
El gato se ha considerado verdaderamente una mascota sólo a partir de mitades del siglo XIX, anteriormente era un animal doméstico que vivía a su aire, es decir, era un animal de calle. Aunque en pleno siglo XXI todavía podemos encontrar gatos domésticos sueltos y sin vacunar por calles de aldeas y pequeños pueblecitos de la península Ibérica, por no citar otros lugares.
A pesar de ello, el gato se ha unido a la numerosa lista de animales que podemos encontrar en los pisos y, para muchas personas, el gato ha conseguido llegar a tener el gran valor sentimental que tiene el perro para todos nosotros.
El gato doméstico pasó a tener la categoría de mascota, o pet en inglés, con la introducción de razas de pelo largo, como el gatos persa, iniciada a principios del siglo XIX en América del Norte y el continente europeo.
La introducción de estas razas de gato, consecuentemente, aumentó la diversidad de razas que existían hasta el momento en Europa y favoreció la riqueza global de razas en el mundo.
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