domingo, 4 de noviembre de 2012

COMUN EUROPEO

El gato común europeo, un perfecto animal de compañía. Efectivamente el “gato común europeoes el también llamado “gato romano”, este nombre se dio a este tipo de gatos porque fueron los romanos los que lo extendieron por toda Europa.
Según una leyenda, los gatos descienden del león y del mono, de quien heredaron el placer por el juego. Ciertamente, la forma de jugar de los gatos es uno de sus rasgos más atractivos. Son siempre imprevisibles y capaces de realizar proezas atléticas y agraciadas increíbles, pasan de períodos prolongados de inactividad y sueño que aparentemente ocupan la mayor parte de su tiempo a descargas de energías.
Los gatos parecen amar las actividades lúdicas. Por ello estas sesiones tienen una finalidad práctica: “Entrenamiento” para poder capturar sus presas los gatos tienen que ser impetuosos y ágiles, capaces de reaccionar rápidamente y precisamente, en forma coordinada. Y para procrear, defender su territorio y mantener su posición en la jerarquía local, el gato tiene que estar saludable y en buenas condiciones físicas. El juego comienza a la más tierna edad. A partir de la tercera semana empiezan a desarrollar un extenso repertorio de comportamiento. Los mininos soban a su madre para estimular la producción de leche. Cuando comienza el destete, los cachorros acceden a las primeras etapas de su aprendizaje. Dan golpes con las patas, tratan de romper objetos con sus garras, y son estimulados.
Para los romanos, los gatos eran símbolos de victoria, y se los llevaban con ellos allí donde fuesen sus legiones. De esta manera, fueron conocidos en todos los países que formaban parte del Imperio, incluida la Bretaña, donde, a pesar de existir en abundancia gatos salvajes, el gato domestico se desconocía.
Hacia el año 2500 A.C., los romanos importaron el Felis lybica del antiguo Egipto, cruzándose en Europa con el gato montés europeo (Felis silvestris). Los romanos sacaron gatos ilegales, dado que estaba prohibida la exportación de los gatos sagrados en Egipto. Así, las legiones romanas cogían gatos egipcios como los más preciados trofeos de guerra en su conquista del Nilo.
El gato fue difundido en Europa sobre todo por los romanos. Lo consideraban símbolo de victoria y tenían por costumbre llevarlo junto a sus legiones, por lo que consiguieron introducirlo rápidamente en todos los rincones de su imperio. Así, el gato llegó a Britannia, en donde el gato doméstico era un auténtico desconocido pese a que abundaban los gatos monteses.
El avance del Imperio Romano por tierras de bárbaros fue la difusión del culto al gato, refinado y urbano, entre los simples y atrasados campesinos que hasta entonces solo conocían al perro como animal de compañía.
Los romanos apreciaban tanto el espíritu de independencia del felino que hasta la diosa Libertas era representada junto a un gato, símbolo de la más absoluta libertad.
La utilidad del gato fue ampliamente reconocida por los romanos, al igual que había sido exaltado por los egipcios. Así, en el siglo I D.C. se dictaron en Roma leyes para su protección. Posteriormente, ya en el siglo X, el príncipe Howel publicaría unas normas jurídicas que reconocían la importancia de los gatos en el Reino Unido, en donde se fijaba el valor de los gatos y se establecía que quien matara a un gato debía indemnizar al propietario del animal con una cantidad de trigo equivalente en altura a la longitud del felino, desde el hocico hasta la punta de la cola, pretendiéndose compensar de esta manera al propietario del gato por las pérdidas de trigo que le ocasionarían los topos al faltar el gato.
Si pensamos en el aspecto de un gato, seguro que a la mayoría de la gente se le presenta la misma imagen: un felino pequeño de color naranja y blanco. Es decir, el gato más habitual en todas las casas. Se trata del gato común europeo o mestizo, un animal que tiene su origen en especies felinas de África y Asia y que se extendió por Europa gracias a los romanos, que encontraban en él un perfecto animal de compañía.
El gato doméstico proviene del gato montés africano llamado Felix líbyca, aunque muchos especialistas creen que en él se han incluido genes del gato de la jungla africano, el Felix chaus. La mezcla de este felino con el gato montés europeo Felix silvestri daría lugar a lo que hoy se conoce como el gato común europeo. Los conquistadores llevarían al Nuevo Continente a este felino que daría lugar a su vez a dos nuevas razas: el gato europeo de pelo corto y el americano de pelo corto.
Esta raza se caracteriza por tener un tamaño medio, con un peso que oscila entre los tres kilos y medio y los cinco kilos. Su cabeza también tiene unas dimensiones estándar y rectangular, con una leve depresión a la altura de los ojos. Sus ojos grandes, redondeados y amarillos -aunque también existen otros tonos, que constituyen parte de su encanto.
Pelaje y color: Tienen el pelo corto, aunque lo normal es que tengan una densa capa de subpelo añadida. El hecho de que un gato mestizo tenga pelo largo se deriva de los cruces con otras razas. Aunque el tipo medio es negro atigrado, estos felinos se caracterizan por tener mezcla de colores, predominantemente blanco y amarillo o naranja.
Dependiendo del pelaje y el color, podemos distinguir entre gatos atigrados o romanos, que tienen las típicas rayas oscuras y color pardo que caracterizan a esta raza. El gato europeo jaspeado o tabby tiene tres rayas oscuras a lo largo de la línea dorsal y en los costados, un dibujo en forma de concha, con el mismo tono anaranjado que el gato romano.
Además, existen los gatos unicolores, negros, blancos o rojos generalmente; bicolores o tricolores, ya sean de manchas grandes o pequeñas. Existen algunas peculiaridades, por ejemplo, que los tricolores y cúa tricolores son sólo hembras, y que en el caso de que exista esta variedad en los machos, suelen ser estériles.
Un carácter astuto y observador: El comportamiento de esta raza se caracteriza por su gran capacidad de adaptación a diferentes circunstancias. Es inteligente, buen cazador, de ahí el tradicional uso que se le ha dado como cazador de ratones en las casas y muy cariñoso. Normalmente son tímidos y desconfían de los extraños, pero de buen carácter para los dueños y fácil de educar.
En su trato con el hombre, los gatos europeos han desarrollado un carácter muy peculiar, de fuerte temperamento. Su cría y trabajos domésticos le han ido convirtiendo, cada vez más, en un animal menos individualista y más próximo a la familia.
En el caso del gato común europeo, suele vivir unos quince años. A partir de los 19 meses se considera que esta raza se encuentra en la edad adulta, siendo la etapa púber, entre los 11 y los 18 meses.
Este felino no requiere excesivos cuidados. Es un animal muy agradecido y fuerte, resistente a las enfermedades, juguetón y sociable, que en poco tiempo será el mejor amigo toda la familia. Siglos de convivencia con el hombre le avalan.

1 comentario:

  1. Hola amig@: He estado visitando tu blog y me ha parecido "genial", con buenos e interesantes datos.

    Quisiera compartir contigo y tus lectores más información relevante sobre la raza Gato Europeo.

    Espero que te guste mi espacio de "Perros y Gatos" y déjame un comentario si te apetece.

    Saludos

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